Morir y Renacer - Solsticio de Invierno


La palabra solsticio proviene del vocablo latino "solstitium" formado por sol (el astro) y stitium (estático, detención). Por tanto, la palabra solsticio se traduciría como la detención del sol. El solsticio de invierno ocurre  hoy, 21 de Diciembre, día mas corto del año, cuando el Sol entra en el signo de Capricornio. Es tiempo de silencio.

Los solsticios representan la eterna dualidad entre la luz y la oscuridad, la vida y la muerte y el eterno renacer de la creación, donde nada es destruído sino transformado para resurgir de sus cenizas tal cual ave fénix. Los solsticios representan la armonía cósmica, que permite observar, año tras año, como se cumple con absoluta regularidad la prolongación de los días o las noches, haciendo que la naturaleza cumpla inexorablemente sus ciclos biológicos.

El pasado 24 de junio veíamos como el Sol alcanzaba su cúspide de luz y disfrutábamos del dia mas largo del año. El Sol, dador de vida y de luz, energía sin la que no sería posible la vida en este planeta. Representado por los alquimistas como el "animus" o esa conciencia superior en nuestro Ser, que dirige nuestros pasos por la tierra.
Mientras que en Junio celebrábamos el día mas largo y por tanto la mayor conexión entre nuestro Yo superior y el Ser consciente, con la llegada del invierno y las reducidas horas solares, nos invitan a recogernos en nuestro interior, buceando en nuestros oscuros y confusos recovecos anímicos en busca de una Luz que no terminamos de hallar. En este oscuro invierno del alma necesitamos morir al exterior para abandonar viejas pautas de conducta y resurgir de nuestras cenizas invernales en el amanecer de la primavera. 

Nuestros antepasados que vivían en perpetuo contacto con la naturaleza lo sabían bien y se recogían en sus casas a la luz de la lumbre. Resguardados del gélido exterior, revisaban sus viejas costumbres mediante cuentos y leyendas que los mayores trasmitían a los nuevos descendientes. De este modo, una vez mas el Anciano señor de los días Saturno, creaba el momento para conservar la tradición, mientras que en el exterior, la Naturaleza, silenciaba el ruido de la vida, sumiendo a todo Ser viviente en el dulce sueño invernal.

El soslticio de invierno nos recuerda nuestra propia creación en el vientre de la madre, la iniciación, la cámara de reflexión, la oscuridad. Para el Sol, es justamente la detención en el solsticio de invierno, su propia cámara de reflexión, de oscuridad invernal y que al igual que todos y cada uno de nosotros, si preguntamos que es lo que mas deseamos en esta oscuridad, la respuesta será : ¡Ver la Luz!

El solsticio de invierno representa la antorcha de la esperanza hacia el renacer de una nueva vida. Cuando el hombre nace, es individual, es materia plasmada en un campo de perspectivas inciertas. ¿Cómo nace? ¿Donde irá? ¿Cuál será la trayectoria de su viaje? Nace a la vida y comienza para su Ser, la incesante busqueda de la verdad, de la Luz.
Este ciclo evolutivo de los solsticios representa los grandes misterios de la vida y la muerte, el Ser que nace y que muere, la materia y el espíritu.
Con el solsticio de invierno, marcamos el nacimiento de un nuevo ciclo. El Sol emprende su camino de regreso a la Tierra. Regresa la luz y con ella, la vida en todo su esplendor.


Con este nuevo solsticio, meditemos en la necesidad de renacer.

Este momento recurrente donde la luz triunfa sobre las tinieblas está lleno de gran energía solar, por lo que se aprovecha tradicionalmente en todo el mundo para hacer importantes peticiones para el nuevo ciclo. Se le ha denominado día del Espíritu de la Navidad y se celebra tradicionalmente el 24 de Diciembre.

El día de navidad tiene una íntima relación con el solsticio de invierno. En la antigua Roma celebraban el 25 de dicembre el nacimiento del dios Sol, dia que mas tarde los cristianos adoptarían como el nacimiento de Dios. Estos solsticios, al igual que la duración de los días eran muy importantes para estos primeros pueblos, ya que la luz para ellos jugaba un papel de vital importancia.
Cuenta la leyenda que este día baja el "Espíritu de la Navidad" a la Tierra con la misión de dar e irradiar su alegría, prosperidad y abundancia, recogiendo las peticiones que se le hagan de todo corazón para el próximo ciclo.

La cultura celta, además de la tribus nórdicas y el paganismo germánico, denominaban al solsticio de invierno Yule. Según la cultura celta, se celebra el renacimiento del dios Sol, trás su muerte en Samhain (31 de Octubre), fiesta donde se pone, como su propio nombre indica (fin del verano), fin a esta etapa para dar un nuevo comienzo a la rueda del año. Durante Samhain el dios Sol muere para volver a renacer en Yule y recordarnos que la rueda de la vida comienza a girar de nuevo y que depende de cada uno de nosotros lo que decidamos hacer en este nuevo ciclo, con esta nueva oportunidad de cambio y proyección de todo aquello que queramos para esta nueva vida que da comienzo. Podemos al igual que el dios Sol morir en Samhain y deshacernos del pasado para que nos nos estorbe a la hora de afrontar el futuro repleto de nuevas ilusiones. Un nuevo amanecer, como una hoja en blanco esperando ser escrita.



Así tradiciones asociadas a la Navidad tienen sus raíces más profundas en los ritos de estos pueblos.Por ejemplo intercambiar regalos, encender velas, tomar dulces, adornar la casa, etc.; asi como el árbol, tan vinculado al hombre pagano, y protagonista de esta celebración, por estar estrechamente relacionado con el nacimiento del dios Sol, era la representación de Yggdrasil, considerado el árbol de la vida.

Hoy en día, lo que hacemos decorándolo con luces de colores, bolas mágicas, campanas, ángeles, duendes y miles de símbolos que le dan vida y fuerza, para que al amanecer del nuevo día nos devuelva toda esa energía puesta en la decoración como regalos realizados con amor por nuestra pequeña tribu, tiene el mismo simbolismo. Frente a el, brindamos por nuestro amor, nos deseamos un buen futuro e intercambiamos abrazos y promesas de amistad eterna. Ésa es la mágia del árbol de Navidad.

Así pues, un año más, el fin de ciclo está aquí, para dar comienzo a otro,morir para volver a nacer. Resurgir trás el largo y duro invierno, ese frío invierno que con su gélido aliento se instala en nuestras vidas, en nuestras almas, nos aletarga, nos pausa, y nos invita a meditar en todo lo que hemos hecho durante este año y que inevitablemente ya queda atrás. Esos cambios a los que nos hemos enfrentado, lo que hemos hecho y lo que hemos dejado sin hacer, ya fuese por miedo, dejaded, el que dirán... Reflexionar sobre todo los que hemos dejado atrás, personas, ideas, sentimientos, deseos... En estos meses en que la vida se detiene, es tiempo de morir, de cambiar, de transformarse. Algo necesario para no estancarnos en este frío invierno, en el que a veces permanecemos de por vida por inseguridades y dudas. Es el momento de dejar atrás todo aquello que se ha convertido en un lastre; ataduras que nos impiden ser quienes realmente somos, prejuicios que nos alejan de nuestra transformación, morir para renacer y comenzar a caminar hacia ese lugar donde el pasado ya no nos puede alcanzar, haciendo que esta noche oscura del alma se convierta en LUZ.

Deseando que este solsticio de invierno nos ayude a ver más allá de la superficie, que seamos capaces de salir de las tinieblas que no nos dejan ver y adentrarnos sin miedos en el lugar donde nuestras almas encontrarán todo lo que ansían desde el principio de los tiempos. Que esta noche del solsticio, donde las tinieblas triunfan, podamos ver que todavía queda un poco de luz.


¡¡¡Feliz Solsticio de Invierno!!!

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