"Para mí, la meditación es un juego, una diversión; no es un trabajo. Pero para ti sigue siendo un trabajo; piensas desde el punto de vista del trabajo. Será bueno comprender la distinción entre trabajo y juego. El trabajo se orienta a un fin; no es suficiente en sí mismo. Debe conducir a alguna parte, a alguna felicidad, a alguna meta, a algún fin. Es un puente, un medio. En sí mismo no tiene sentido. El sentido está oculto en la meta. El juego es totalmente diferente. No tiene ninguna meta, o es la meta en sí mismo. La felicidad no está más allá de él, fuera de él; estar en él es ser feliz. No te proporcionará ninguna felicidad fuera de él, no hay ningún sentido fuera de él; todo lo que hay es intrínseco, interno. Juegas, no por ninguna razón, sino porque lo disfrutas ahora mismo. No tiene ningún propósito. Es por eso que sólo los niños pueden jugar realmente; cuanto mayor te haces, menos capaz eres de jugar. Debido a más y más propósito, preguntas más y más por qué, por qué deberías jugar. Te vas orientando más y más a un fin, hay que lograr algo con ello; no tiene sentido en sí mismo. El valor intrínseco pierde sentido para ti. Sólo los niños pueden jugar, porque ellos no piensan en el futuro. Pueden estar aquí intemporalmente. El trabajo es tiempo; el juego es intemporal. La meditación debe ser como un juego, no orientada a un fin. No debes meditar para lograr algo, porque entonces es totalmente irrelevante. No puedes meditar en absoluto si estás meditando para algo. Sólo puedes meditar si estás jugando con ello, si es bello en sí mismo. La meditación por la meditación misma... Entonces se vuelve intemporal. Entonces el ego no puede surgir." OSHO.
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