El tema de la energía masculina y femenina, es un tema que se extienda tiempo atrás en la historia. En las culturas ancestrales como la ayurvédica o la medicina china forman parte de la base en la que se sustentan. La energía masculina y femenina son dos aspectos del Uno, por lo que no se deben entender como opuestas o dualísticas, sino como las dos caras de una misma energía.
La energía masculina es el aspecto enfocado en el exterior, la manifestación, la materialización y la forma. Esta energía comprende, por tanto, una gran fuerza creativa. Es la energía que nos dá individualidad, permite que nos separemos de la Unidad y que seamos individuos específicos.
La energía femenina es el aspecto interno de las cosas, es receptiva, es la fuente primordial, el Ser puro. Es la energía que todavía no se ha manifestado, que no diferencia ni individualiza y que lo abarca todo.
La energía masculina y femenina danzan juntas hacia delante en el espectáculo de la creación, adorándose mutuamente, como los dos aspectos de la Unidad que son. Podemos observar la unión natural y continua de estos dos aspectos en toda la vida... el dia y la noche, la inhalación y la exhalacion, el sol y la luna...
En el mantra YO SOY también encontramos esta unidad. Por un lado está el YO, la energía masculina, que individualiza, diferencia y dirige. Por el otro lado está el SOY, la energía femenina, que lo abarca todo, que no tiene limites ni hace diferenciación.
Otra muestra de esta danza armónica entre femenino y masculino es el símbolo del Ying-Yang. Un símbolo dinámico que muestra la continúa interacción de dos energías en equilibrio. Además nos enseña la complementariedad que existe entre estas, ya que Ying no podría existir sin Yang y viceversa.
El Ying es lo femenino, la noche, la luna, la tierra, el agua... El Yang es lo masculino, el día, el sol, el fuego, el aire...
Erica Falcon
Terapeuta holistica
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