Cuando nos paramos a analizar nuestra salud, casi siempre desligamos lo que sucede en nuestro cuerpo de la mente y las emociones. Por ejemplo, si nos levantamos con dolor de espalda, decimos que ha sido de dormir en una mala postura o si nos duele el estomago, decimos que algo nos ha sentado mal, etc. Esto se debe a que esta es la forma en que la medicina convencional trata al ser humano.
¿Qué son terapias holísticas?
Las terapias holísticas o alternativas son aquellas que tratan al individuo como un microcosmos, es decir, como la propia palabra “holos” indica, al individuo en su totalidad. Esto es, tratando al mismo tiempo los cuatro cuerpos inferiores del ser; físico, mental, emocional y espiritual. Este tipo de terapias son una combinación de técnicas y métodos que trabajan en buscar, consciente o inconscientemente, la CAUSA de la enfermedad o desequilibrio en el organismo. Basándonos en las enseñanzas de Hipócrates (medico de la antigua Grecia): No hay enfermedades, solo hay enfermos; es importante tener el valor de hacer frente al origen del problema y no solo al síntoma. A lo largo de la experiencia, podemos comprobar que aun cuando varios individuos presenten el mismo síntoma, cada uno tiene una CAUSA diferente originada desde una distorsión a uno o varios niveles del ser. Por tanto, cada individuo debe ser tratado como un ser integral.
Convendría aclarar en este momento que el ser humano consta de cuatro cuerpos inferiores que lo integran:
- Cuerpo físico: abarca todos los órganos y sistemas encargados de mantener la salud. Depende de una correcta nutrición, equilibrio, buenos hábitos, …
- Cuerpo emocional: es el cuerpo donde nacen y viven sentimientos, emociones y deseos. Es el cuerpo mas activo en las personas y el que condiciona la mayor parte de los actos. Engloba miedos, apegos, rigidez, orgullo, inferioridad, etc.
- Cuerpo mental: engloba el apasionante y desconocido mundo de la mente humana, dando a conocer la naturaleza, origen y fin de los pensamientos. Maneja todos los procesos cerebrales desde la atención, memoria, traumas, etc. hasta el estrés.
- Cuerpo espiritual: llegados a este cuerpo nos introducimos en mundos más sutiles, donde nacen las energías que mueven nuestras vidas. El manejo de estas energías nos abre una puerta donde experimentar nuevas formas. Abarca rectitud, honestidad, conciencia, fe, etc.
Generalmente dedicamos toda nuestra atención al cuerpo físico, suministrándole gran cantidad de pastillas (muchas veces automedicadas) con el fin de aliviar o eliminar el síntoma. Muchas veces, el síntoma mejora temporalmente pero llega el momento en que éste reaparece o el cuerpo reinventa otra dolencia similar, y es entonces cuando nos damos cuenta de que no es solamente un problema físico, sino que puede tener su causa en alguno de los otros cuerpos del ser. Hipócrates enseñaba “Mente sana en cuerpo sano” y es una frase muy descriptiva que define claramente de donde provienen las dolencias. Nadie puede esconderse de su verdad interna, sin embargo la actitud que adoptamos normalmente es la de esconder esa verdad y culpar a alguien o algo.
La mayoría de las personas esperan del terapeuta que haga su trabajo por ellos sin que tengan que mover ni un solo dedo (lo cual resulta muy cómodo) y poder culpar a alguien cuando el tratamiento no resulte como esperaban. Sin embargo, es la propia persona la que crea el problema, y será la propia persona la que vaya sanándose a medida que trabaje en los asuntos que tiene que enfrentar y realmente comience a asumir la responsabilidad de todo lo que generan sus actos, pensamientos, decretos y emociones.
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